domingo, 8 de marzo de 2009

En el mercado de ropa tradicional de Addis

Venta de ropa tradicional. Addis Abeba (Etiopía)

Era la segunda vez que íbamos al mercado de ropa tradicional que hay justo donde comienza la subida al monte Entoto. La primera vez fuimos para comprarle un gabí a la abuela de Thomy. Esta vez queríamos comprar para nosotros la ropa con la que íbamos a celebrar al día siguiente el Enkutatash, la fiesta del Año Nuevo etíope. Estábamos los cinco y nos acompañaban Abraham y Tamiru, que esta vez traía con él a Tariku y a Yonas.

El mercado flanquea la carretera del Entoto, justo antes de comenzar el tramo más empinado y zigzagueante. A la izquierda hay un recinto organizado en pequeñas calles en cuadrícula donde están las tiendas en las que se venden toda clase de prendas tradicionales. Buscábamos, entre otras cosas, un abesha kamis, uno de esos trajes largos de algodón blanco bordados con formas geométricas y colores brillantes.

Era el 10 de septiembre, el último día del año 2001 del calendario que rige en Etiopía. Las tiendas de ropas, a cuyas puertas había hombres cosiendo a máquina, chicas midiendo piezas de tela y mujeres pespunteando los remates, compartían ese día el espacio con niños que vendían gallinas, ancianos con cajas de huevos y un chaval cargando con un cordero a hombros siguiendo los pasos de una mujer mayor de aspecto severo. Al fondo del recinto, en una explanada cubierta con un tejado de chapas había más gallinas, más corderos y ramilletes de adai abeba, la pequeña flor amarilla del Año Nuevo. Y mendigos. Y una mujer con un bebé a la espalda intentado vender unas pocas hortalizas metidas en un barreño de plástico de color naranja.

Entramos y salimos en muchas tiendas antes de comprar lo que queríamos. Tamiru tomaba la delantera. El diálogo era escueto, casi sin palabras. Preguntaba el precio; el vendedor responde, y nuestro amigo replica sólo con un gesto. “¿Tú estás loco o me has visto cara de faranyi?”. Y los dos faranyis que formámos parte del grupo lo seguimos hasta el siguiente puesto, que como todos estaba tan lleno de mercancía que apenas queda el espacio justo para que comprador y vendedor cierren el trato.

La calle, como casi todas las de Addis Abeba, estaba abarrotada de coches y humos, de taxis cargados de forma imposible, de animales y gente caminando de arriba abajo. Ese día estaba mucho más concurrida que el anterior. La gente apuraba las compras para despedir el año con la fiesta del chibo -unos haces de leña delgada y larga que se queman en todas las casas de la ciudad- y para recibir el nuevo con un banquete especial.

Empieza a llover y un hombre con el pantalón metido por dentro de una botas de goma verde se apresura para poner a resguardo el gallo que intenta vender. Lo expone haciendo equilibrio sobre una vara apoyada en un montón de ketema, las hierbas con las que se alfombra la estancia de la casa en la que se recibe a los invitados en los días de fiesta.

Escampa. Seguimos buscando y Tamiru regatea por nosotros. En los puestos alineados sobre la acera del otro lado de la calle también se venden netelas, abesha kemis, las casacas con cruces ortodoxas bordadas sobre la pechera, zapatos blancos... Hay bisutería, artesanía –las yebenás, cafeteras de cerámina negra, juegos de pequeñas tazas sin asa- y muchas camisetas con todo tipo de simbología: los emperadores Teowodros, Menelik y Haile Selassie, el león de Judá, los rastas y muchas adaptaciones de la iconografía religiosa.

En uno de esos puestos estaba, casi camuflada entre los mantos blancos, las camisetas y otras prendas, la chica de la foto. Entre puntada y puntada atiende a los clientes y ajusta los precios. Al final compramos bastante bien, quizás un término medio entre el abseha price y el faranyi price. Al día siguiente celebramos con la familia de Kolfe Keranyo la fiesta de Enkutatash, que marca el comienzo del año y, según la leyenda, el retorno de la reina de Saba tras su visita al sabio Salomón.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pensaba que me había vuelto loca buscando a la "china" en la foto, pero veo que lo habeis corregido.
Me haceis soñar con Etiopía,
eternamente gracias...

Paloma dijo...

Espero estar muy prontito recorriendo los lugares que con tanto cariño presentais, gracias por hacernos de guías ...
Saludiños

Ankami dijo...

Emma, como has comprobado era chica, no china... era difícil de encontrar.

Paloma, buen viaje.Que lo disfrutes.

Ankami dijo...

Hola Emmma
¿Puedes envianos un mail de contacto?
loreto61@wanadoo.es
Gracias