miércoles, 29 de abril de 2015

Amanece en Etiopía


Con las primeras luces del día, a pocos kilómetros de Addis Abeba, en el ascenso hacia Debre Sina. La humedad y el frío se enroscan en los huesos. Después comenzará el descenso a lugares más cálidos. Y desde Kombolcha, de nuevo ascensión hasta Dessie.

martes, 28 de abril de 2015

"Basta ya de emigración"

Artículo publicado en La Voz de Galicia, el 24/4/2015
 Se despidió con un gesto entre la decepción y la incredulidad después de ayudarnos a conseguir, de madrugada, un taxi a un precio razonable para bajar desde el aeropuerto al centro de Adís Abeba. Joven, no más de veinte años, y con estudios, trabajaba toda la noche en la terminal tratando de conseguir clientes para uno de los hoteles de la ciudad. Nos preguntó qué podía hacer para venir a Europa, donde estaba segura que podría encontrar un trabajo con el que ayudar a sacar adelante a sus hermanos. Agradeció con educación las explicaciones sobre lo difícil que se puso conseguir papeles y trabajo, pero no abandonó la idea de que, pese a tener empleo en su país, al otro lado del Mediterráneo las cosas no podían irle peor que allí.
Están siendo ahora unas semanas de un dolor inmenso. Emigrantes etíopes fueron víctimas de violentos ataques xenófobos en Sudáfrica, alentados por un rey zulú que azuza el odio al extranjero. Muchos de los ahogados estos días en el Mediterráneo son jóvenes de barrios como en el que vive la chica del aeropuerto. Y de allí partieron también en busca de mejor futuro los 28 asesinados en Libia por los terroristas del Estado Islámico. Demasiado para seguir creyendo que el paraíso existe.
Una multitudinaria marcha de dolor que convocó el gobierno por esas muertes terminó en una batalla campal entre jóvenes y policías. «Basta ya de emigración. Queremos cambios en nuestro país para poder seguir en casa», gritaban los manifestantes. Unas voces que no estaría mal que escuchasen también los líderes europeos reunidos en Bruselas. La inmigración no se frena con patrulleras. Ellos se quedarían en su hogar. Si pudiesen.

domingo, 12 de abril de 2015

La Universidad de Addis y la matanza de Garisa


Durante estos días en los que se habló, de manera más bien fugaz, de la matanza en la Universidad de Garisa, en Kiena, no han dejado de venirnos a la cabeza imágenes de la Universidad de Addis Abeba, del Campus central de Sidist Kilo, y de la gente que allí hemos conocido. Y con quienes hemos tenido ocasión de compartir algunos momentos en las aulas y en los jardines que un día fueron del Palacio de Haile Selasie.

Resulta inevitable volver a pensar sobre el diferente valor (y dolor) que le concedemos a los muertos. No es solo la distancia física es también la distancia emocional. Qué cerca nos sentimos de los dibujantes de Charlie Hebdo asesinado por el fanatismo en París y que lejos de los estudiantes de Garisa, víctimas del mismo fanatismo. Y nos da por pensar que mientras esto sea así, mientras no nos duelan lo mismo todos los muertos, mientras pensemos que los crímenes son menos crímenes cuando las víctimas están lejos física y emocionalmente de nosotros, la barbarie se seguirá abriendo paso en el mundo.

El campus de Addis, como otros recintos universitarios de todo el mundo, fue escenario de revueltas estudiantiles y germen de intentos de cambiar regímenes injustos. También de enfrentamientos producto de la intolerancia (como los que se produjeron en Addis entre estudiantes tigray y oromo pocos días antes de la primera vez que entramos en el campus) que por fortuna parecen episodios esporádicos. Y allí entró la policía para poner fin a la protesta por el decepcionante final de las elecciones del 2005.

No conocemos la Universidad de Garisa, pero nos podemos hacer una idea de que no debe ser muy diferente a la de Addis Abeba. Que, en definitiva y al margen de los medios de los que disponen, no se diferencia en casi nada de una universidad de Europa. Allí van cada día jóvenes con ansias de formarse y de forjar sociedades prósperas y libres.