miércoles, 29 de octubre de 2008

Lapidación y guerra en Somalia

Llegan malas noticias desde Somalia. Sólo las vamos a enunciar (y enlazar, claro) :

-Una mujer de 23 años muere lapidada hasta la muerte por adulterio.

-Cadena de atentados suicidas un día después de que Etiopía anunciase la retirada gradual de las tropas de Somalia.

martes, 28 de octubre de 2008

Boda con calesa, limusina y mil invitados

Fotos gentileza de Addis Journal

La boda del año se celebró el viernes en Addis Abeba. Tirunesh Dibaba, doble campeona olímpica con medallas de oro en 5.000 y 10.000 metros en Pekín, y Sileshi Sehen, gregario de Kenenisa Bekele en sus últimos triunfos, han sido durante estos días los reyes de Addis. La vida de la ciudad, y de medio país, se paralizó para ver a los héroes del atlestismo etíope pasearse en una descomunal limusina y en una calesa tirada por caballos blancos.

La ceremonia religiosa se celebró en la iglesia de Bole Madhaniyalem. En Meskel hicieron una especie de parada principesca en la que, según cuenta Arefe en Addis Journal (que nos ha cedido las fotos que ilustran este post) la gente se subía a los árboles, a los muros, a los techos de las furgonetas para no perderse detalle. Desde Meskel partieron en una carreta hasta el hotel Sheraton, donde congregaron a más de mil invitados en su fiesta.

Claro, tanto oropel y dispendio en una ciudad repleta de miseria no podía quedar sin debate. Y lo hay. Para unos es una ofensa en plena crisis del hambre en muchas zonas del país; para otros el premio que merece una heroína nacional que, además, con esta movida genera actividad en la ciudad. Para algunos la boda no deja de formar parte de esa maquinaria (que existe y engrasan todos los países) que alimenta las ilusiones de un pueblo que lo está pasando mal y, al mismo tiempo, oculta las carencias y manipulaciones. El Gobierno de Etiopía está poniendo sumo empeño en alentar el orgullo etíope. Con las apabullantes victorias en las carreras, con las celebraciones del Milenio o con la recuperación del obelisco de Axum que expoliaron las tropas italianas. Pan y circo en pantalla gigante desde la plaza Meskel.

En fin, felicidades a Tirunesh y Sileshi, a quienes algo sí se les fue la mano con esa ostentación un pelín hortera. Pero tengamos en cuenta que allí ya no hay Casa Real.

Si quieres ver el vídeo del festejo, aquí tienes un enlace con EthioTube.

lunes, 27 de octubre de 2008

La saga de Yared continúa

Hace casi un año os informábamos de la publicación del cuento O pequeno Yared, con textos de Amalia Pérez Otero e ilustraciones de Pablo Álvarez Rosendo. Bueno pues la saga del niño gallego nacido en Etiopía continúa, según nos cuenta Amalia en un correo que nos envió. Ya está en las librerías la nueva entrega de una colección que tendrá como protagonista a Yared.


"El primer cuento se titula Yared y su nueva familia, cuenta cómo Yared conoce a su familia adoptiva y es gracioso porque los compara con la Luna por su color de piel y hasta cree que lo van a llevar allí", nos dice Amalia. También nos adelanta que una amiga suya que se llama Meli ya tiene preparada otra entrega con el título Yared y el reciclaje. Los publica Nova Galicia de Edicións y aquí está el enlace al blog de Amalia, La palabra mágica.

domingo, 26 de octubre de 2008

Los faranyis deben estar locos

Picnic en el árbol

¿Te acuerdas de la película Los dioses deben estar locos? Aquella en la que un bosquimano encuentra una botella de coca-cola caída desde una avioneta y que acabará por volver medio locos a los del poblado. Pues lo hemos encontrado. Bueno, a lo mejor no era él, pero la botella puede que sí.

Allí estaba subido al tronco de una acacia, junto al lago Langano. Con habilidad agarra con una mano el plato y la coca-cola mientras con la otra come la inyera. Es mediodía y mientras él repone fuerzas protegido por la sombra del árbol, unos metros más abajo otros se bañan en el lago, después de pagar una entrada en el recinto en el que está la playa, el restaurante, las pedaletas acuáticas... Fuera de la zona vallada, un bosque salpicado de pequeñas casas de barro, una carretera de tierra destrozada por las lluvias, algún animal pastando. En la casas, alguna criatura, casi bebés, asoman por las puertas, las mujeres hacen la colada y los perros buscan la sobra de los tejados de paja. Y, como siempre, muchos niños a la caza de unos bires.

Corren a la altura de las ventanillas de la furgoneta. Unos cuantos, los más pequeños y los que tienen menos reservas, se quedan rezagados. Pero nos alcanzan de nuevo cuando el coche prácticamente tiene que parar ante el riesgo de quedarnos clavados en uno de los socavones. Otro tropel de chavales viene de frente a nuestro encuentro. Traen pequeñas figuritas labradas en piedra caliza. Son tukules (las casas tradicionales, que aquí son también de dos pisos), coches, excavadoras. Diez bires por cada pieza. Disputan entre ellos, meten los brazos hasta la mitad de la furgoneta. Hay que acabar levantando algo la voz para pedir calma. Sin un poco de orden es imposible culminar una transacción y reemprender la marca. Los mayores quieren imponer la jerarquía de sus centímetros de más. Pero al final se lleva el billete uno más pequeño, con el que habíamos iniciado el trato.

Allá abajo continúa subido al árbol el chaval de la coca-cola. Tragos cortos, dulces y gaseosos, acompañan al sabor ácido y picante de la inyera esponjosa. No le gustó mucho que le hiciésemos esta foto. Los faranyis deben estar locos, habrá pensado.

jueves, 23 de octubre de 2008

Desabastecimiento en las gasolineras

Gasolinera en Ziway (Etiopía)

El problema con la gasolina en Etiopía no es sólo que sea cara. Cuando nosotros estuvimos estaba a 9,61 birr, que es casi un dólar por litro, pero el precio lo fija semanalmente el Gobierno en función de la cotización en los mercados internacionales. Pero es que, además, a veces corre el rumor de que las gasolineras se quedan sin existencias. Es lo que sucedió la semana pasada, según cuenta Lulit Andemariam en Addis Fortune. Las causas del supuesto desabastecimiento no están aún muy claras, pero lo cierto es que la gente (la que aún puede pagar) se echó a la calle con cualquier recipiente disponible para no quedarse desabastecido. Apunta Lulit como una de las posibles causas el agotamiento de las reservas de divisas con las que se pagan los combustibles, lo que sería otro síntoma inequívoco de la mala situación por la que atraviesa el país, justo en un momento en el que la coyuntura internacional no es nada favorable.

Nosotros hemos visto colas en algunas gasolineras en la víspera de la fiesta de Enkutatash (el Año Nuevo, que se celebró el 11 de septiembre). Pero entonces no era para llenar el depósito del coche, sino para comprar queroseno, que es el combutible más común junto con la leña de eucalipto. Por las carreteras y pistas más alejadas de las ciudades, sobre todo los días de mercado, se ve a mucha gente con pequeñas botellas de plástico para reponer las reservas de queroseno. Eso es quizás lo que estaba haciendo el hombre que aparece en la foto que hicimos un domingo a mediodía en la gasolinera de Ziway, en la carretera que une Addis Abeba y Awassa.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Contra la pornografía infantil


Nacho de la Fuente, autor de La Huella Digital, y Paco Sánchez, columnista de La Voz de Galicia y autor del blog Vagón Bar, han puesto en marcha una campaña contra la pornografía infantil en Internet. Y nos proponen colgar este cartel y escribir un post el 20 de noviembre, que se celebra el Día Mundial del Niño, con la frase Pornografía Infantil NO. Nos sumamos y lo escribiremos.

martes, 21 de octubre de 2008

¿Se puede ocultar a un niño?

Niño en Axum

El Gobierno británico ha advertido al de Etiopía que revisará las ayudas que el Reino Unido le transfiere cada año. La razón es que, por lo visto, durante la visita de un ministro a una zona de la región somalí (dentro de territorio etíope, no en Somalia) alguien denunció que niños hambrientos habían sido trasladados para que no los viese el faranyi. Que los escondieron, vamos.

La protesta llegó personalmente al primer ministro, Meles Zenawi, quien dijo que lamentaría que tal cosa hubiese ocurrido. Bueno, quizás todo sean florituras diplomáticas. Y mientras la situación se deteriora, según insisten algunos medios, como Abbay Media, que dedica una sección de la web a lo que titulan sin rodeos La hambruna del 2008 en Etiopía.

El caso es que en Etiopía hay muchos niños y no es fácil esconderlos. Ellos se hacen ver, te buscan. Muchos, aunque no presenten esos síntomas inequívocos de desnutrición severa, es evidente que no están creciendo en buenas condiciones. Unos te lo hacen saber con la letanía aprendida -”hungry, hungry!!! Give me money “-, a otros es suficiente con mirarles a los ojos.

Es el contrapunto que nunca tarda en aparecer a noticias como la que recogíamos ayer de la próxima introducción de la energía eólica para acabar con la dependencia hidroeléctrica y de las importaciones. Falta de infraestructuras y dependencia energética tiene mucho que ver con la pobreza y el hambre.

lunes, 20 de octubre de 2008

Energía eólica para Etiopía

Montañas de Axum. Etiopía

Dentro de poco Etiopía y Galicia pueden tener alguna similitud más. En montañas como las de la foto se "sembrarán" aerogeneradores para el aprovechamiento de la energía eólica. El Gobierno etíope y la empresa francesa Vergnet Group (esta vez no ganaron los chinos) firmaron un acuerdo la semana pasada para construir sendos parques eólicos en Makelle (en la zona de Tigray) y en Nazareth, al sur de Addis Abeba. Serán 120 megawatios, una inversión de 210 millones de euros y el propósito de reducir la excesiva dependencia de las fuentes hidroeléctricas, según cuenta Addis Fortune. La ausencia de lluvia y las deficientes redes de distribución han obligado a cortes constantes del suministro en los últimos meses.

La generación eólica de energía vendrá a sumarse a las prospecciones de pozos petrolíferos que se hacen en zonas de Ogadén y a las nuevas centrales hidroeléctricas, con lo que se pretende producir suficiente para vender energía a los países vecinos. Claro que sería bueno primero extender la cobertura eléctrica a toda la población local y garantizar el suministro. La apuesta eólica es todo un síntoma de modernidad para Etiopía, que da el salto a las energías renovables sin que muchos etíopes de las zonas más atrasadas hayan conocido más carburante que la madera. La Ethiopian Electric Power Corporation quiere alcanzar una cobertura del 50% del territorio etíope (ahora lleva al 17% ) y parte de su estrategia se basa en el aprovechamiento de la energía eólica. Todo sea que las cosas se hagan bien, que no se aprovechen las necesidades y carencias del país para llenar los montes de molinillos sin ton ni son y que se repartan el botín entre unos cuantos.

Bien pudieron ser empresas gallegas (primera potencia eólica) las que se interesasen por el viento etíope. Pero quizás están demasiado ocupadas ahora con el concurso que se ventila aquí en Galicia, en los despachos de la Xunta.

La imagen corresponde a los montes que rodean la ciudad de Axum, en Tigray, y está tomada desde las ruinas del palacio del rey Kaleb. A 70 kilómetros está la frontera con Eritrea y no muy lejos el campo de la batalla de Adua contra los italianos.

miércoles, 15 de octubre de 2008

El colocón de los miserables

Vagabundo en la Piazza (Addis Abeba

La gran avenida Churchill de Addis Abeba se rompe en dos cuando está a punto de alcanzar la parte alta de la ciudad, en la Piazza. La derivación que sale hacia la derecha es la calle Gandhi. El barrio conserva algunos vestigios de un pasado prometedor, cuando a la sombra del reinado de Menelik II la nueva capital abisinia hervía en una fiebre de modernización.
Viejas construcciones con reminiscencias indias, italianas o armenias tratan de resistir el paso del tiempo y el abandono. Algún nuevo edificio compite por hacerse con el espacio en una calle en la que unos minutos de observación pueden dar una idea comprimida y apresurada de lo que es esta enorme ciudad. Y también Etiopía. En uno de los países más empobrecidos del planeta conviven superpuestos y a veces confundidos, como si fuesen los pisos de una lasaña, momentos históricos diferentes, situaciones económicas dispares, usos sociales antagónicos.

Tamiru baja de la furgoneta para resolver algún trámite en un local de la zona. Hasta nuestra ventanilla llegan ofertas de casi todo: chicles y cigarrillos, las ramas de una planta con la que se limpian los dientes y collares de colores, calcetines y mapas de África... Por la derecha avanza un chaval joven, casi un adolescente, que tiene dificultades para remontar una cuesta con un desnivel asumible en condiciones normales. En una primera tentativa, con gesto cansino, nos hace saber que necesita dinero para comer. No puede con el segundo intento: se deja caer sobre una acera que algún día estuvo pavimentada. Encuentra los despojos de alguien que estuvo aquí mascando chat, apenas unas ramitas del tamaño de las cerillas. Se las lleva a la boca. Pero no queda nada del jugo de la planta estimulante, pegajosa y de sabor amargo, que unos usan para pasar el rato con los amigos y otros sencillamente para resistir su calvario. Las reservas no le dan para más. Sus gestos revelan algo que puede ser dolor o amargura. Posa la cabeza sobre la piedra que le servirá de almohada y se tapa los ojos con el brazo.

Bajamos de la furgoneta porque nos damos cuenta de que estamos sólo a unos metros del anticuario de Shumeta Leda, un hombre orondo y jovial que debe rondar los 60 al que hace algo más de dos años le hicimos unas fotos mascando chat. Aquel sí que estaba tierno, a juzgar por las risas y los aspavientos de Shumeta y sus amigos. Quizás los restos de su festín los intentase aprovechar alguien como el chaval que sigue tirado en la acera de enfrente.

La corta travesía hasta el anticuario, al otro lado de la calle, lleva su tiempo. Y no tanto porque haya que esquivar un tráfico intenso de coches, viandantes y algún rebaño. Sin apenas tiempo de poner el pie en el asfalto se nos acercan dos chavales espigados, con las piernas desnudas, flaquísimas, y cubiertos con sendas nételas raídas, una especie de chales que en su origen debieron ser blancos. Parecen dos pastores de las montañas de Lasta trasplantados de repente a la ciudad. Quizás lo sean.
También ellos quieren comer. Piden birres, claro. Les ofrecemos unos plátanos que le compraremos a una mujer que hace también dos años vimos exactamente en el mismo lugar. Protegida con un paraguas remendado mil veces, tiene la mercancía en un cubo azul de plástico. Parece como si no se hubiese movido del sitio desde la última vez que la vimos. Como si la mercancía hubiese madurado en el barreño. Cinco birres (unos treinta céntimos de euro) es lo que pagamos por un kilo de plátanos.

A unos metros, un hombre pelea bajo un viejo coche alemán para tratar de arreglar alguna avería. Mientras, otro parece pedir piezas, o tal vez sólo un consejo, a través de un teléfono móvil. Lo hacen en plena calle, junto a un taller de letreros de neón en el que se ve que las cosas van bien. La ciudad quiere lucir y, pese a los frecuentes cortes de luz, hay negocios, sobre todo en los modernos centros comerciales de Bole o Asmara Road, que encargan rótulos luminosos. No es el único síntoma de que a Addis Abeba –para muchos habitantes anclada todavía en la edad media de hambre, abusos y miseria- llegan también los ecos de la cybermodernidad. En la esquina más alta de Gandhi Road, en la terraza del Pizza Corner, un grupo de jóvenes bebe refrescos y consulta algo en un ordenador portátil.

Continuamos camino de la tienda del anticuario. Los pastores de los jirones siguen calle abajo repartiéndose la fruta. A unos pasos nos sigue una chica guapa que no debe pasar de los 16 años. A la espalda lleva un bebé. En otro lugar estaría discutiendo con sus padres por la última factura del teléfono móvil. Aquí es ella la madre de un niño que quién sabe en qué circunstancias fue engendrado. Desde la distancia nos sigue con la mirada, nos hace gestos inequívocos de que ella y su hijo también quieren comer. Salimos del anticuario después de entregarle al dueño copias de las fotos hechas tiempo atrás, a lo que él corresponde regalándonos una cruz ortodoxa plateada. Allí afuera, a la sombra de uno de esos árboles urbanos que quedan huérfanos en medio de humos y ruidos, está la madre casi niña rogándonos en silencio, con unos preciosos ojos negros, mientras amamanta a su hijo.

Regresamos a la furgoneta algo incómodos, sin saber muy bien si actuamos mejor cuando le compramos los plátanos a los dos flacos vagabundos o cuando lo único que le regalamos a la chica del bebé fue una sonrisa. Addis Abeba nos ha recibido esta vez con síntomas externos de progreso (carreteras en obras, nuevas calles, edificios en construcción) pero no sabríamos decir si con menos pobres en las calles. Lo que es seguro es que comprar ahora un saco de teff para comer inyera cuesta tres veces más que hace un año.

Arrancamos el coche. Allí sigue tirado en la acera el tipo que hubiese necesitado para llegar a lo alto de la calle algo más que los despojos del chat que otros mascaron antes. Y es que en el escalafón de la pobreza siempre hay alguien que está más abajo. Hasta para pillar un colocón.


martes, 14 de octubre de 2008

Cine etíope premiado en Venecia



La noticia nos pilló de viaje y por lo tanto no está muy fresca. Pero vale la pena recogerla. La película Teza, del etíope Haile Gerima, recibió en el Festival de Cine de Venecia el premio especial del jurado. El cine de Etiopía no es ni muy abundante ni muy conocido, pero se están haciendo algunas cosas más allá de los dramas (una especie de culebrones locales) para la televisión. Otro ejemplo reciente es La hora 11 (hemos comprado el DVD en Addis), de Zelalem Woldemariam, y que no tiene nada que ver con la producción del mismo título de Leonardo Di Caprio.
Teza cuenta la historia de un intelectual etíope exiliado en Alemania que regresa a Etiopía durante el régimen comunista de Mengistu. En el fondo es una historia sobre la violencia, la persecución y la ignorancia. Haile Gerina nació en Gondar pero emigró en los años 60 a Estados Unidos, donde es profesor en la Universidad de Harvard

lunes, 13 de octubre de 2008

La música de Munit & Jorg



Hace unos meses encontramos en Addis Journal a una cantante de origen etíope que se llama Munit. Había actuado en un festival de música en Addis Abeba y, contaba Arefe el autor del blog, que le había gustado mucho. Pero su música no la encontrábamos por ningún lado y ella misma nos había dicho que en cuanto llegase a Estados Unidos, donde vive, la subiría a Internet. Pues aquí está. En su canal de YouTube y en My Space. Ella nació en Addis Abeba y Jorg, que la acompaña con la guitarra es alemán.

domingo, 12 de octubre de 2008

"Ángeles de Wukro", a la venta

Nos cuenta María que ya está a la venta el libro Ángeles de Wukro, de Mayte Pérez Báez, editado por Editorial Kailas. El libro cuenta la historia de Ángel Olaran y el trabajo que desde hace años realiza en el norte de Etiopía con chavales huérfanos y familias diezmadas por el sida en una de las comunidades más pobres del país. Un proyecto que cuenta con financiación gallega y del que hemos hablado otras veces en el blog, como cuando televisión española emitió el reportaje de Vicente Romero, El hambre anunciada.
La autora es precisamente colaboradora de Vicente Romero, quien también habla de Ángel Olaran en el libro Donde anidan los ángeles, que ya va por la tercera edición (Editorial Destino). Por cierto, la Editorial Kailas es la misma que publicó 28 historias de sida en África, de la periodista canadiense Stephanie Nolen, y del que también hemos escrito aquí.

viernes, 10 de octubre de 2008

Obama el africano

La campaña de Obama en Addis Abeba

Imagínate. Un país que tiene sus esperanzas puestas en las elecciones de otro país. La reflexión, cargada de desesperanza, la hacía días atrás en Addis Abeba un ingeniero etíope que durante años vivió en España. Hablábamos de las posibilidades de despegue de un país empobrecido que se enfrenta de nuevo a tiempos revueltos. La esperanza de la que habla es la victoria de Barack Obama en las elecciones norteamericanas del 4 de noviembre. África se encomienda al hijo del emigrante de Kenia que está a las puertas del puesto de mando de la superpotencia.
Un coche que parece que se va a clavar en el barrizal pegajoso de una calle de Addis luce una pegatina con el rostro del candidato. Yes, we can! En Uganda le han puesto su nombre a una avenida nueva. En Kenia, donde todavía vive la abuela, a los niños los bautizan con el nombre del candidato. Lo de Obama es una revolución mental para los americanos, dijo el presidente de Senegal.
Pero ¿saldrá ganando África si gana las elecciones? «Prepárense para la desilusión», espetó un popular columnista ugandés. Quizás no tanto. Obama viajó tres veces en su vida al continente en busca de sus raíces y habló de la urgencia de rescatar a sus habitantes del pozo negro en el que se ahogan. Pero es cierto que será antes que nada el presidente de Estados Unidos, un país que necesita atender muchos frentes para poner a salvo sus intereses. Sobre todo ahora que se han empezado a ver síntomas de que el declive del imperio pudo haber comenzado. ¿Habrá una nueva vía en la relación de estados Unidos con el mundo si gana Obama? En su primera salida oficial al exterior como candidato estuvo en Afganistán, Irak, Berlín, Siria, Israel. Pero no en África.
De todos modos África ya ha ganado algo con Obama, porque la "revolución mental" no es solo para los estadounidenses. Su nominación y la presivible elección supone para los africanos una especie de catarsis íntima y colectiva. Una inyección de autoestima en un continente con frecuencia agarrotado por la resignación al maltrato (al interno y al externo). «Mi hija no me podrá volver a decir que no consigue algo porque es negra», se le escuchó decir a una mujer africana que festejaba la nominación de Obama.

Publicado también en Por la tangente

jueves, 9 de octubre de 2008

Menos niños en la escuela

Niños en Kolfe Keranyo (Addis Abeba)

Cuenta un reportaje que difundió hoy la agencia de noticias Europa Press que el curso ha comenzado en Etiopía con menos niños en las aulas. Es otra consecuencia de la crisis y de la disparatada subida de los precios de los alimentos. Muchas familias no pueden hacer frente a los gastos que supone el material escolar (usan uniforme, por ejemplo) porque los ingresos familiares se los come el aumento del precio de la comida. El teff para hacer la inyera subió un 300% en un año, hasta los 1.100 birres el quintal. En otros casos es la debilidad de los propios niños (por mala alimentación) lo que les impide acudir al colegio. O porque se tienen que echar a la calle a trabajar para asegurar el sustento familiar.Y en las situaciones más dramáticas es la muerte de los padres lo que los deja desamparados, sin recursos y sin acceso a la educación.

Ya lo ves, los niños son el punto más vulnerable de las crisis. La imagen con la que ilustramos este comentario la tomamos en una zona de Kolfe Keranyo conocida como Barrio Cerveza (Bira Sefer) porque allí residen muchos empleados de la fábrica de Saint Georges. La niña que carga con su hermana pequeña a la espalda jugaba con un montón de amigos en la calle unos días antes de empezar el colegio. Ojalá ella no sea una de las que no han podido comenzar el curso.

domingo, 5 de octubre de 2008

Addis Abeba, favelas y metrópoli

Atasco en Addis Abeba
Enlazamos, como os habíamos adelantado, el reportaje publicado hoy en La Voz de Galicia. El título de "Addis Abeba, favelas y metrópoli" y en él se abordan las dificultades que atraviesa el país, con la amenaza de una nueva hambruna y el riesgo de que se frene en seco un período de crecimiento económico que, aunque en los bolsillos de la gente no se haya notado mucho, sí se aprecia en el proceso de transformación de la capital.
Aquí está el enlace para ver el álbum de fotos. Hay más imágenes en nuestra galería de Flickr.

viernes, 3 de octubre de 2008

Calle Kenenisa y hospital Tirunesh

La futura calle Kenenisa Bekele, ahora en obras
Los héroes etíopes en la Olimpiada de Pekín, Kenenisa Bekele y Tirunesh Dibaba (un doblete para cada uno en 5.000 y 10.000 metros) reciben honores en Addis Abeba. Kenenisa tendrá una calle con su nombre, un tramo de la avenida que se está remozando entre el puente de Adwa y el barrio de Mengengna, según anunció el alcalde en una recepción a los campeones. El lugar está ahora totalmente levantado, con obras en las canalizaciones y en la preparación del firme, después del derribo de casas y negocios para ganar terreno. Es un tramo que hemos recorrido bastantes veces durante nuestra estancia en Addis Abeba para ir desde el hotel (en la zona del Imperial) hacia el norte de la ciudad sin tener que atravesar Bole Road, Meskel y otras calles con mucho tráfico.
Otra de las avenidas importantes es la que antes se llamaba Asmara y desde hace ya algún tiempo lleva el nombre de Haile Gebreselassie, la leyenda vida del atletismo etíope. Además de batir otra vez el récord del mundo del maratón en Berlín, sigue con sus negocios inmobiliarios. En su misma calle tiene un edificio de oficinas que atiende su hermano.Un clon de Haile, según nos contó Íñigo, que se lo encontró por allí, cerca de la oficina de Dawit.
Los héroes etíopes en la Olimpiada de Pekín, Kenenisa Bekele y Tirunesh Dibaba (un doblete para ambos). El nombre de Tirunesh Dibaba lucirá en un hospital que se construye en el barrio de Akaki-Kaliti, conocido por ser uno de los más pobres y degradados de la ciudad y sobre todo porque es la zona industrial y el lugar donde está la prisión en la que, por ejemplo, sigue Teddy Afro. El hospital es otro de los frutos de la colaboración entre los gobiernos de Etiopía y China. Tirunesh, que es miembro de la policía de prisiones en ese barrio también recibió como premio un ascenso y su nuevo uniforme.

El domingo, Addis Abeba en La Voz

El domingo publicamos en La Voz de Galicia un reportaje sobre Addis Abeba con abundante material fotográfico de nuestro reciente viaje. El trabajo trata de adentrarse en la encrucijada en la que se encuentra el país, visto desde la capital y sus habitantes. La profunda transformación que está experimentado la urbe, gracias a unos años de crecimiento económico, puede verse ahora frustrada por una nueva crisis que amenaza de nuevo con llevar la hambruna al país.