lunes, 30 de julio de 2007

Paisajes y personajes



Paseando por Youtube nos hemos encontrado con este vídeo. No tiene nada de particular, hay muchos de este tipo. Pero claro, nos hemos reconocido en algo que no hemos hecho nosotros. En el montaje que firma ghaile123 aparecen bastantes fotografías nuestras, de las que tenemos el flickr.com, con paisajes urbanos y personajes de Addis Abeba. Se ve que el autor o la autora hizo una especie de favoritos buceando por álbumes ajenos. Es lo que tiene compartir tus cosas en la Red, claro que hay quien cita o enlaza y hay quien no. Por cierto, la música que ilustra el fotomontaje es de Ethiopiques, unos clásicos de la fusión de la música tradicional etíope y el jazz. Hace un par de años fueron relanzados por la película Flores rotas, de Jim Jarmusch, cuya banda sonora firma Mulatu Astatke, uno de los integrantes de Ethiopiques.

viernes, 27 de julio de 2007

La fuga de los médicos


Las calles de las ciudades se han llenado, de repente, de unos carteles publicitarios que impactan sin herir. Un niño-médico, un niño negro con el fonendoscopio al cuello, sonrisa franca y mirada saludable, avisa de que África necesita frenar la fuga del personal sanitario. Es una campaña de la oenegé AMREF. Dicen algunas estadísticas que hay más médicos etíopes en Chicago que en Etiopía. Los graduados en las facultades africanas buscan un visado para huir. A Estados Unidos, a Europa o a los Emiratos Árabes. Etiopía tiene un médico por cada 100.000 habitantes. No es extraño, porque en un hospital público de Addis Abeba pueden ganar unos 3.000 euros al año, menos de lo que ingresarán al mes si logran visa para su sueño. Es lo que nos contó el pediatra que atendió a nuestros hijos en Addis, pero circulan datos que aún son peores, como los que se recogen en el blog Montalvoland. Y si es difícil que se queden a trabajar en la capital, mucho más complicado es que se vayan a las zonas rurales, donde las necesidades son inmensamednte mayores. A los países pobres se les acusa de acomodarse a vivir de la ayuda internacional, pero la fuga de médicos formados en universidades africanas ¿no es acaso un subsidio de los países pobres a los ricos?. Advierte la OMS que la fuga de médicos y enfermeros tiene un enorme impacto en países diezmados por el sida, la malaria, la malnutrición y una deficiente instrucción sanitaria de la población. No hagáis caso del cartel que se esconde detrás: la suerte, como la justicia, no es para todos.

martes, 10 de julio de 2007

Flores y cuero, otras dos industrias etíopes


No sólo de café vive Etiopía. Es el producto más exportado, pese a las dificultades de los agricultores, a la caída de precios y a la sustitución de cultivos cafeteros por chat (la hoja estimulante), pero existen otras industrias vinculadas a la actividad agropecuaria que intentan abrirse camino en Etiopía. La floricultura, un negocio en el que han entrado empresas europeas, generará este año unos ingresos de 100 millones de dólares en exportaciones. Hay otro sector pujante (siempre en las dimensiones de la economía etíope) que es el de las manufacturas de cuero ovino, que reportaron el año pasado 65 millones de dólares a la balanza comercial. En ambos casos, tanto la floricultura como el curtido de cuero, precisan de inversiones, tecnología y conocimiento para que la materia prima autóctona genere más valor añadido. Son ejemplos de cómo la entrada de capital extranjero para la creación de empresas mixtas puede favorecer el desarrollo basado en las potencialidades internas. El cuero etíope está en los guantes del golfista Tiger Woods (una ocasión para el márketing tan buena como la disputa con Starbucks), pero también en la artesanía local, que tiene uno de sus exponentes en las pinturas tradicionales sobre piel de cordero, como la de la imagen que ilustra este comentario.

domingo, 1 de julio de 2007

Etiopía, años 50



Una curiosidad documental de la Etiopía de los años 50, en plena efervescencia del régimen de Haile Salasie. Etiopía. El Imperio entre ayer y mañana, es el título del documental propagandístico en el que se dibuja un país próspero, inmerso en la revolución industrial y tecnológica, con una corte imperial que entonces tenía encandilado a Occidente. La misma cuyas terribles acciones despiadadas relató Oriana Fallaci. La misma que, años después, Ryszard Kapuscinski retrataría como una cruel fantochada.