martes, 31 de marzo de 2009

Otra de atletismo y superación



En el Mundial de Cross, que se celebró el fin de semana pasado en Jordania, no estuvo Kenenisa Bekele. Pero Gebre-egziabher Gebremariam conservó el título para Etiopía. Hubo menos suerte con las mujeres. Pese a competir la campeona del 2008, Tirunesh Dibaba, el primer puesto fue para Kenia.

Y hablando de atletismo os dejamos este vídeo que sirvió de promoción para la Great Ethiopian Run, la carrera popular de 10 kilómetros, que con el respaldo de Gebreselassie se celebra todos los años en Addis Abeba. La última edición fue en diciembre. Es una de las iniciativas del campeón en apoyo de las personas con sida y de los niños sin recursos.

lunes, 30 de marzo de 2009

Crédito para la Coca-Cola de Etiopía

La empresa que embotella la Coca-Cola en Etiopía podrá reanudar su actividad en las próximas semanas. El banco público Commercial Bank of Ethiopia le ha concedido un crédito de 1,8 millones de dólares para la compra de materias primas. Como contamos hace unos días, la falta de divisas (otro síntoma inequívoco de la crisis) provocó el cierre temporal de las factorías.

viernes, 27 de marzo de 2009

¿Qué se puede hacer en Addis?

Addis Abeba es una ciudad grande, con enormes contrastes y muchas necesidades. Pero también es una ciudad con una oferta que a primera vista no es fácil suponer. Restaurantes, cafeterías, música en directo, museos, salas de arte, cines, teatros, ferias, centros comerciales y hasta aguas termales son algunas de las cosas que, si viajas a la capital de Etiopía, te puede interesar saber dónde encontrar.

Hay algunas revistas que se editan en papel y que seguramente podrás encontrar en el hotel o en la oficina de turismo de Meskel (una que conocemos está dedicada por ejemplo a la zona de Piazza). Pero también hay en Internet guías específicas sobre ocio y tiempo libre y páginas de algunas de los organismos que organizan eventos en la ciudad.

Al final copiamos algunos enlaces, pero destacamos Addis All Around porque es uno de esos ejemplos de iniciativas de emprendedores jóvenes y locales que tratan de salir adelante en medio de las dificultades (quizás la menor sea una velocidad desesperantemente lenta de Internet). Aberra Tariku, con un socio en Los Ángeles, es el promotor de la página, que cuenta además con un grupo en la red social Facebook. En la propia página, Aberra ofrece rutas guiadas a pie por Addis. Toda una experiencia.

Aquí dejamos otras webs donde puedes encontrar información para tu tiempo libre en Addis:

-Addis Connexion
-Addis by Night
-What's up in Addis
-Chowhound (algunos restaurantes recomendados)
-Real Ethiopia
-Ayuntamiento de Addis Abeba
-Alianza Francesa
-British Council

martes, 24 de marzo de 2009

El Papa, África y los condones


No hay guerra, desastre natural o hambruna que mate más que el sida en África. Seis mil personas cada día. Casi la población de toda Galicia en un año. El 80% de los niños con el síndrome viven allí, con el único amparo de sí mismos o al cuidado de los abuelos. Una generación entera, la que debía estar levantando a los países empobrecidos, ha desaparecido. Fue diezmada por el sida.
Benedicto XVI inició el primer viaje a África anunciando su intención de llevar la palabra de consuelo y esperanza que tanto necesita la gente que vive en ese agujero negro del planeta. Pero sin bajar del avión lanzó su proclama: la distribución de preservativos no solo no resuelve el problema del sida, sino que lo aumenta. Unas palabras que, por venir de quien vienen, entorpecen más que ayudan en la difícil guerra que gobiernos y organizaciones privadas -algunas de ellas vinculadas a la Iglesia- libran contra la pandemia. La dimensión del problema es tal que, aun entendiendo que la Iglesia rechace el uso del preservativo, el Papa pudo haber valorado si expresar una posición doctrinaria tiene más valor que las vidas que salva el condón. El Pontífice pudo combatir la promiscuidad y promover la castidad sin cerrar los ojos a la realidad. La distribución de condones no contribuye a extender la enfermad. La combate.

Es la realidad a la que se enfrentan muchos religiosos católicos que se dejan la vida en África. Por ejemplo, Ángel Olaran, un misionero que cada día encara sin dogmas y con la entrega de un santo las consecuencias de la pobreza y el sida en las tierras de Wukro, en el norte de Etiopía. Quizás a él no se le ocurriría, ante una de las prostitutas a las que trata de ayudar, de los soldados que regresaron enfermos del frente eritreo o de las niñas que prematuramente son arrastradas a la vida de adultas, renegar del preservativo si con ello evita el sufrimiento a los huérfanos que cada noche visita en sus casas miserables.

Publicado también en Por la tangente

martes, 17 de marzo de 2009

Cierra la Coca-Cola de Etiopía




Las plantas embotelladoras de Coca-Cola de Addis Abeba y Dire Dawa cerraron sus puertas esta semana. Por sorpresa. Lo cuentan en sus últimas ediciones el Addis Fortune y The Ethiopian Reporter. Por lo visto, la empresa propietaria, que es de Kenia, aunque tiene socios etíopes, pretexta la carencia de divisas para adquirir la materia prima. Los socios locales lo ponen en duda. El anuncio habla de un cierre temporal y dicen que la medida afectará a unas 150.000 personas involucradas en la distribución del refresco, que llega a los lugares más recónditos del país. Los empleados de las fábricas han cogido vacaciones forzosas.

Coca-Cola lleva en Etiopía desde finales de los años 50. Durante el régimen comunista de Mengistu la marca genuinamente americana pasó a ser propiedad del Estado. La embotelladora fue privatizada en los años 90.

Muchos se preguntan si desaparecerá la Coca-Cola de los bares, restaurantes y tiendas de Etiopía. Seguramente no, porque el mercado está ganado. Pero quizás a partir de ahora se convierta en un producto de importación aún más exclusivo. Ojalá botellas como ésta, con la palabra Coca-Cola escrita con los caracteres etíopes, no se conviertan en piezas de coleccionista.

sábado, 14 de marzo de 2009

Una canción contra las bodas infantiles



Esta es una canción de Gosaye Tesfaye en la que se aborda el problema de las bodas de niñas, que todavía se practican en algunas zonas rurales de Etiopia pese a estar prohibidas por la ley. Al comienzo de la canción la niña que va a ser casada se lamenta de que a ella se le acaba la infancia antes de tiempo y al becerro que le habla le dice que él también va a ser sacrificado demasiado pronto.

Lo que se escucha de fondo es una canción tradicional etíope que se canta en las bodas.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Una película: Journey to Lasta



Hace unos días vimos Journey to Lasta, una película de la que teníamos referencia hace tiempo por el videoclip que ilustra esta entrada y que compramos por Internet. Es la historia de un grupo de amigos etíopes, emigrantes en Estados Unidos, que tratan de abrirse camino en la vida a través de la música.
La película habla del mundo de la diáspora, de la nostalgia de lo que se dejó atrás, de la superación, de música, de las raíces, del reggae, del éxito, del fracaso. El grupo, que recibe el nombre de Lasta de las montañas de belleza espectacular que rodean Lalibela, finalmente tiene éxito. Hablan en inglés y en amariña, pero aunque te cueste seguir los diálogos, la historia se comprende y la música, ya sabes, es el lenguaje universal.
Tekur set es el título en amariña de la canción con la que compiten en el concurso, la misma del videoclip. La traducción es Mujer negra.

domingo, 8 de marzo de 2009

En el mercado de ropa tradicional de Addis

Venta de ropa tradicional. Addis Abeba (Etiopía)

Era la segunda vez que íbamos al mercado de ropa tradicional que hay justo donde comienza la subida al monte Entoto. La primera vez fuimos para comprarle un gabí a la abuela de Thomy. Esta vez queríamos comprar para nosotros la ropa con la que íbamos a celebrar al día siguiente el Enkutatash, la fiesta del Año Nuevo etíope. Estábamos los cinco y nos acompañaban Abraham y Tamiru, que esta vez traía con él a Tariku y a Yonas.

El mercado flanquea la carretera del Entoto, justo antes de comenzar el tramo más empinado y zigzagueante. A la izquierda hay un recinto organizado en pequeñas calles en cuadrícula donde están las tiendas en las que se venden toda clase de prendas tradicionales. Buscábamos, entre otras cosas, un abesha kamis, uno de esos trajes largos de algodón blanco bordados con formas geométricas y colores brillantes.

Era el 10 de septiembre, el último día del año 2001 del calendario que rige en Etiopía. Las tiendas de ropas, a cuyas puertas había hombres cosiendo a máquina, chicas midiendo piezas de tela y mujeres pespunteando los remates, compartían ese día el espacio con niños que vendían gallinas, ancianos con cajas de huevos y un chaval cargando con un cordero a hombros siguiendo los pasos de una mujer mayor de aspecto severo. Al fondo del recinto, en una explanada cubierta con un tejado de chapas había más gallinas, más corderos y ramilletes de adai abeba, la pequeña flor amarilla del Año Nuevo. Y mendigos. Y una mujer con un bebé a la espalda intentado vender unas pocas hortalizas metidas en un barreño de plástico de color naranja.

Entramos y salimos en muchas tiendas antes de comprar lo que queríamos. Tamiru tomaba la delantera. El diálogo era escueto, casi sin palabras. Preguntaba el precio; el vendedor responde, y nuestro amigo replica sólo con un gesto. “¿Tú estás loco o me has visto cara de faranyi?”. Y los dos faranyis que formámos parte del grupo lo seguimos hasta el siguiente puesto, que como todos estaba tan lleno de mercancía que apenas queda el espacio justo para que comprador y vendedor cierren el trato.

La calle, como casi todas las de Addis Abeba, estaba abarrotada de coches y humos, de taxis cargados de forma imposible, de animales y gente caminando de arriba abajo. Ese día estaba mucho más concurrida que el anterior. La gente apuraba las compras para despedir el año con la fiesta del chibo -unos haces de leña delgada y larga que se queman en todas las casas de la ciudad- y para recibir el nuevo con un banquete especial.

Empieza a llover y un hombre con el pantalón metido por dentro de una botas de goma verde se apresura para poner a resguardo el gallo que intenta vender. Lo expone haciendo equilibrio sobre una vara apoyada en un montón de ketema, las hierbas con las que se alfombra la estancia de la casa en la que se recibe a los invitados en los días de fiesta.

Escampa. Seguimos buscando y Tamiru regatea por nosotros. En los puestos alineados sobre la acera del otro lado de la calle también se venden netelas, abesha kemis, las casacas con cruces ortodoxas bordadas sobre la pechera, zapatos blancos... Hay bisutería, artesanía –las yebenás, cafeteras de cerámina negra, juegos de pequeñas tazas sin asa- y muchas camisetas con todo tipo de simbología: los emperadores Teowodros, Menelik y Haile Selassie, el león de Judá, los rastas y muchas adaptaciones de la iconografía religiosa.

En uno de esos puestos estaba, casi camuflada entre los mantos blancos, las camisetas y otras prendas, la chica de la foto. Entre puntada y puntada atiende a los clientes y ajusta los precios. Al final compramos bastante bien, quizás un término medio entre el abseha price y el faranyi price. Al día siguiente celebramos con la familia de Kolfe Keranyo la fiesta de Enkutatash, que marca el comienzo del año y, según la leyenda, el retorno de la reina de Saba tras su visita al sabio Salomón.

viernes, 6 de marzo de 2009

La sonrisa etíope de Pepe Rubianes

Para ver el vídeo de promoción del espectáculo, pincha aquí

El domingo pasado, en medio de la vorágine electoral, nos llegó la noticia de la muerte del actor y director teatral Pepe Rubianes. Y no queremos dejar pasar la ocasión de recordar aquí al cómico galego-catalán, porque también él tuvo una estrecha e intensa relación con Etiopía.

Su último espectáculo, La sonrisa etíope, es producto de una larga estancia en el país. Después de mucho tiempo de monólogos y representaciones en solitario, subió con él al escenario a cinco bailarinas etíopes.

El dvd del espectáculo, puedes comprarlo aquí.


miércoles, 4 de marzo de 2009

Gastronomía etíope en Madrid

Hace aproximadamente 14 años que una familia etíope se instaló en Madrid y comenzó a regentar el bar restaurante La Costa de Cantabria en el barrio de Prosperidad, concretamente en la calle Suero de Quiñones nº3, muy cerca de la popular plaza de Prosperidad. Para llegar en metro hay que coger la línea 4 y salir en Prosperidad.
Cuando regresamos de Etiopía en septiembre del 2008 fuimos a visitarlo y pudimos charlar con Shemsia, que junto con Tsega, su socia, se encarga de elaborar con tiempo, mimo y profesionalidad los platos tradicionales de su país, que es el nuestro.
Primero entró nuestra hija Misiker y se acercó a Shemsia que estaba sentada en la barra después de una larga jornada de trabajo y le dijo en amariña "hola, acabo de llegar de Etiopía con mi familia, ¿tú eres etíope?", Shemsia se quedó perpleja al ver que una niña de 12 años entraba en su local a las 23 horas hablándole en su lengua materna y enseguida reaccionó dándole un abrazo. A continuación entramos el resto de la familia con nuestra querida amiga Sole, vecina del barrio y nueva adepta a la cultura etíope. Le contamos a Shemsia que veníamos de celebrar el nuevo año etíope en Addis Abeba, los viajes que hicimos por el país y su emoción fue creciendo hasta saltársele las lágrimas porque a ella también le hubiese gustado poder celebrar el año nuevo en su tierra y porque oír su idioma tan lejos de ella le hizo aflorar la nostalgia. La dureza de la emigración se plasmó en una escena muy entrañable aderezada por la alegría de comprobar que una niña etíope adoptada en España mantenía su cultura, su idioma y el vínculo con la tierra que le dio la vida y enmarcó sus primeros diez años de andadura en este mundo. Shemsia y Misiker se abrazaron y lloraron juntas la lejanía de Etiopía, contagiados, todos nos emocionamos, incluida nuestra amiga Sole que sin tener hijos etíopes ni haber estado nunca allí, percibió perfectamente el dolor que causa el dejar atrás tus orígenes ya sea por razones económicas como por adopción.

Para animar el encuentro le hablamos de nuestro blog como medio de dar a conocer Etiopía, promocionarla, de hacerla visible para el resto del mundo y por eso hoy os invitamos a que visitéis a Shemsia y a Tsega para que podáis degustar esos platos tan peculiares cocinados lentamente y les déis el arropamiento, el calor que no les da el lejano sol de Etiopía.

La costa de Cantabria no es en su aspecto un bar restaurante etíope, pero sí en sus fogones y en quienes lo regentan por eso hay que llamar al teléfono 915 645 145 con dos dias de antelación como mínimo, para reservar y encargar que te elaboren comida etíope, porque como dice Shemsia "yo cocino como las abuelas, con tiempo y mimo".