martes, 6 de diciembre de 2011

Gais de Etiopía fuera del armario


Una curiosa polémica se desató estos días en Addis Abeba a cuenta de la convocatoria de un encuentro de gais y lesbianas un en un hotel de la capital, coincidiendo con un seminario africano sobre salud y derechos civiles de afectados por el VIH. Todos los líderes religiosos, desde el poderosísimo Abuna ortodoxo hasta los protestantes, pasando por musulmanes y ortodoxos, reclamaron al Gobierno que prohibiese la reunión y aplicase la ley a sus convocantes. En Etiopía, como en otros muchos Estados de África, la homoxesualidad está prohibida por ley y se puede pagar con penas de hasta 15 años de cárcel. El Gobierno lidió como pudo la situación para escuchar a las iglesias, pero no enviar a la policía a detener gais a un hotel.
La polémica circuló rápido por las redes sociales y hasta en DireTube, una página de vídeos y noticias, se montó una encuesta de urgencia: el 85% de los participantes se pronunciaron en contra de la celebración del encuentro. Los líderes religiosos hablaron de una inmoralidad “que ensucia nuestra cultura”. En las redes sociales, que es evidente que no son frecuentadas por los sectores de la sociedad más anclados en las tinieblas de la tradición, se escucharon voces que claman contra la contaminación de la cultura de Etiopía por Occidente. Alguien se preguntaba incluso por qué se mezclan los derechos civiles con los hábitos de hombres que practican sexo con otros hombres. De mujeres ya ni se hablaba.
En fin, un caso claro de la colisión que cada vez con mayor frecuencia se produce en lugares como Etiopía, donde el peso de una tradición ultraconservadora y mediatizada por la intransigencia religiosa se da de bruces a diario con una sociedad que está conectada con el mundo y que sabe dos cosas. Una: que la negación de la realidad no la elimina. Y dos: que no solo de pan vive el hombre (ni la mujer).

1 comentario:

Samaiaui dijo...

Suerte que la juventud está conectada, como dices. Y que saben lo que quieren y lo que hay más allá de las imposiciones que los "antiguos" les sermonean día a día.
Y pena me da de las mujeres que están tan lejos todavía de lo que tenemos las mujeres de nuestro país. Ojalá vaya cambiando con las generaciones venideras.

saludos