Parte del encanto del revelado tradicional de las fotografías era ver cómo iban apareciendo detalles sobre el papel que habían pasado desapercibidos a través del visor de la cámara. La magia no desapareció de todo con la fotografía digital. Cuando disparamos esta foto, camino de Dessie y aún a pocos kilómetros de Addis Abeba, nos atrajo la luz de la mañana, la evaporación de la humedad de los tejados, el misterio que esconde una casa cerrada. Al pasarla al ordenador descubrimos esa poliocromía en las paredes. El tesoro estaba fuera.
1 comentario:
Qué grata sorpresa! Realmente me gustan las pinturas!
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