Hay indignación también en Etiopía. Por motivos sobrados. Pero no hay manifestaciones masivas de protesta, aunque muchos -sobre todo los que viven en el exilio- tuviesen la ilusión de poder ver en Meskel lo que se vivió en la plaza egipcia de Tahir. Pero no. Meskel se abarrotó el sábado, pero fueron los seguidores de Meles Zenawy y del partido gobernante, que festejó el 20º aniversario del derrocamiento de la Junta militar comunista de Mengistu.
Los llamamientos a la movilización, que comenzaron en plena eclosión de la Primavera Árabe, los encabeza un grupo denominado Ethiopian Younth Movement, muy activo en Facebook y otras redes sociales. Aunque el mismo día de la gran manifestación progubernamental en Meskel algunas crónicas hablaban de acoso de la policía a grupos de jóvenes opositores que intentaban manifestarse, la verdad es que no ha trascendido que se hayan producido incidentes ni detenciones.
¿Por qué no tienen éxito las movilizaciones de la oposición al régimen de Meles?. Nos comentaba hace unos días un periodista etíope, de los que fueron encarcelados tras las elecciones del 2005, que no tenía muchas esperanzas en esas convocatorias. Porque, en su mayoría, proceden del extranjero, porque no existen líderes que encabecen la movilización en el interior y porque, en contra de lo que sucedió en Egipto, Meles cuenta con la lealtad del Ejército y la Policía.
Cuando se celebraron las últimas elecciones, hace exactamente un año, pudimos comprobar en Addis cómo la maquinaria propagandística –también el acoso y las amenazas, según denuncias recogidas por los observadores de la Unión Europea- había logrado enfríar las ansias de cambio del 2005. Fue entonces cuando se produjo lo más parecido a los movimientos que hicieron caer a los regímenes de Túnez y Egipto. Pero entonces en Etiopía fueron aplastados: más de doscientas personas murieron en los enfrentamientos con la policía y centenares de opositores fueron encarcelados.
El Gobierno de Meles Zenawi, que arrasó en mayo del 2010 en unas elecciones en las que la oposición sólo logró dos escaños en el Parlamento, exhibe ante el exterior uno de los mayores crecimientos económicos de África –por encima del 10% en el último lustro-, y en el interior trata de evitar el descontento provocado por la inflación, especialmente de los alimentos, poniendo topes a los precios de algunos productos básicos.
De momento, la indignación de los etíopes se queda en casa. Aun está fresco en la memoria el recuerdo del 2005.
Este es un vídeo de la televisión etíope de las celebraciones del Ginbot 20 (28 de Mayo, frecha de la entrada de las tropas rebeldes en Addis, en 1991).
Este otro es un vídeo elaborado por la oposición en la diáspora para tratar de movilizar a la población contra el Gobierno.
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