Addis Abeba está patas arriba. Nos lo contaba Ovidio hace unos días al regresar de Etiopía. La ciudad se está transformando con la ampliación de avenidas y, sobre todo, con la construcción de edificios espectaculares y muy en línea con la arquitectura de servicios que se realiza en cualquier parte del mundo. Flamantes y casi siempre acristalados edificios destinados a centros comerciales, oficinas, sedes de bancos y empresas, o el coliseo construido con motivo del Millenium, contrastan con las construcciones endebles que resisten (algunas) al pie de los nuevos colosos.
Sobre todos los nuevos edificios que pueblan la ciudad llama la atención, por su altura y por su estructura, el Nani Building, que es con el que ilustramos este comentario. El rascacielos acristalado se puede ver desde casi cualquier punto de la ciudad. Es propiedad, cómo no, del magnate Al Amoudi, y dicen que es una de las construcciones con más altura de África. Nosotros lo hemos visto crecer, al pie del hotel Ghion, pero no lo vimos en funcionamiento.
A lo largo de la ciudad comtemplamos los centros comerciales de Bole Road (el Dembel y el Shoa), los bancos de la zona del Merkato y también zonas residenciales en las proximidades de la iglesia de Medhanialem.
Addis Abeba, en su deterioro, conserva las formas de una estructura urbana iniciada en los años 30 y que le da un carácter muy peculiar a la ciudad. Una red de avenidas amplias (Churchill, Menelik, Asmara, Bole, Entoto) más o menos pavimentadas, de las que salen pequeñas calles que a su vez dan paso a callejones mal empedrados o ni siquiera eso.
La construcción suele ser el indicador de una buena salud económica. Ojalá lo sea también en el caso de Etiopía, que además está construyendo carreteras, fábricas de cemento y algunas infraestructuras energéticas y de telecomunicaciones. Casi todo de la ayuda del capital chino. Y ojalá la riqueza que genera esa actividad contribuya a mejorar la calidad de las viviendas de los etíopes y el saneamiento de la ciudad, que son las grandes carencias de una capital en continuo crecimieno.
Sobre todos los nuevos edificios que pueblan la ciudad llama la atención, por su altura y por su estructura, el Nani Building, que es con el que ilustramos este comentario. El rascacielos acristalado se puede ver desde casi cualquier punto de la ciudad. Es propiedad, cómo no, del magnate Al Amoudi, y dicen que es una de las construcciones con más altura de África. Nosotros lo hemos visto crecer, al pie del hotel Ghion, pero no lo vimos en funcionamiento.
A lo largo de la ciudad comtemplamos los centros comerciales de Bole Road (el Dembel y el Shoa), los bancos de la zona del Merkato y también zonas residenciales en las proximidades de la iglesia de Medhanialem.
Addis Abeba, en su deterioro, conserva las formas de una estructura urbana iniciada en los años 30 y que le da un carácter muy peculiar a la ciudad. Una red de avenidas amplias (Churchill, Menelik, Asmara, Bole, Entoto) más o menos pavimentadas, de las que salen pequeñas calles que a su vez dan paso a callejones mal empedrados o ni siquiera eso.
La construcción suele ser el indicador de una buena salud económica. Ojalá lo sea también en el caso de Etiopía, que además está construyendo carreteras, fábricas de cemento y algunas infraestructuras energéticas y de telecomunicaciones. Casi todo de la ayuda del capital chino. Y ojalá la riqueza que genera esa actividad contribuya a mejorar la calidad de las viviendas de los etíopes y el saneamiento de la ciudad, que son las grandes carencias de una capital en continuo crecimieno.
La nueva construcción está sobre todo en la capital, pero también llega a otras ciudades. Podéis ver algunos ejemplos en esta colección de fotos que firma King Solomon. Y, en este vídeo de Huruy, sobre las nuevas infraestructuras de la ciudad el autor dice algo así como “ver para creer”.
1 comentario:
Estupendas las fotos de King Solomon; efectivamente,como corrobora Ovidio, está todo patas arriba. Ojala sea para bien.
Feliz año 2008.
Inguinho.
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