Entre Addis Abeba y Awassa, la capital de la región de los pueblos y comunidades del Sur de Etiopía, a lo largo del valle del Rift, hay multitud de lagos y zonas húmedas. Unas tierras castigadas por la erosión, pero muy fértiles, en las que además de los cultivos tradicionales, en los últimos años han empezado a proliferar enormes invernaderos para el cultivo de flores.
Uno de los grandes lagos de ese territorio es el de Langano alrededor del cual se desarrolla la industria turística. Familias y grupos de amigos de la incipiemnte clase media acuden desde la capital a pasar una jornada de playa y merienda a la orilla del Lago.
1 comentario:
Conozco la zona y quisiera añadir a tu comentario que los invernaderos de flores son de un holandés y un alemán, huidos de Kenya al recrudecer las leyes ambientales. Total en Etiopía pueden contaminar tranquilamente, no sólo las aguas de los lagos cercanos, sino también todo el ecosistema donde están situados a causa de la cantidad de productos químicos que usan. Cada día transitan grandes camiones cargados hacia el aeropuerto para enviar las flores a Europa, contaminando todo a su alrededor. Pagan salarios miserables y ocupan tierras fértiles, pero las flores no se comen. Mientras tanto, la incipiente clase media-alta y los farenyi aprovechan para tomar el sol o merendar apaciblemente en las orillas del lago Langano. Es archiconocida la corrupción que campa a sus anchas en el país, pero hay que denunciarla. Etiopía es el país donde han nacido mis dos hijas y lo que allí ocurre me preocupa.
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