Mercado de Gondar. Más fotos en flickr
El lunes a las siete de la mañana salí para Gondar. Durante el vuelo recordé la película “Vete y Vive”, pues en el avión viajaba alguna familia “falasha” afincada en Israel y que volvía a Gondar de visita. Como muchos sabréis, los “falashas” son los únicos judíos negros ( aunque últimamente leí que también había unos en Panamá), no se sabe exactamente su origen, hay múltiples teorías. Las aldeas donde vivían, ahora solo quedan unos pocos en Etiopia, están a las afueras de Gondar, la mayoría fueron llevados a Israel en los años ochenta, en la operación Moisés. Llegar a Gondar…..ya en el aeropuerto, saqué fotos, no me lo creía, estaba allí, tantas veces había imaginado ese lugar y por fin lo veía con mis ojos.
Me fui directa el Hotel Foguera, había leído sobre él, pero no las tenía todas conmigo. La intención era buscar otro si no me gustaba, pero me quedé, me alojé en un “tukul”, una casita imitando a las casas amhara. No estaba excesivamente limpio, pero el jardín era muy agradable y las vistas igual, así que allí me quedé. Una vez más el objetivo principal era la casa de las “sister”, iba a estar allí casi una semana pero no quería perder un minuto, así que lo justo para dejar la maleta en la habitación y marchar, el sitio lo había visto en fotos que una amiga había sacado. Al entrar me sentí feliz, los jardines, el olor a flores, la tranquilidad, todo me hacía sentir bien, y allí había vivido mi hijo siete meses, te gusta sentirte a gusto en el que fue el hogar de tu hijo, si en Addis me había encontrado con la sister que había cuidado a mi hijo, en Gondar me encontré que a la actual responsable de los niños. La había conocido hace tres años, en Addis, y por casualidad tenía una foto con ella. Se quedó sorprendida, lógicamente ella no se acordaba pero yo la reconocí al instante, una vez más una mujer alegre, reía a carcajadas, la superiora lo mismo, nos invitaron a tomar un refresco y nos enseñaron todo; hablamos mucho, besaban las fotos de mi hijo, y una vez más la casualidad hizo mi sueño posible. Una monja que pasaba por allí se unió a la reunión y sucedió lo increíble, reconoció a mi hijo. Antes de viajar, yo decía tímidamente que lo que más me gustaría sería poder hablar y abrazar a alguien que recordase a mi hijo, quizás una monja, quizás una cuidadora, sabía que era muy difícil, todo el mundo me decía que no me hiciese ilusiones, que pasan cientos de niños, yo lo sabía , pero en mi interior no renunciaba a ello, y esta monja, una mujer india ya de cierta edad pasó por allí y no me lo podía creer. Ella, en sus brazos, había llevado a mi hijo a Addis, cuánto reí y cuánto lloré.
Volví otro día y la sensación de bienestar en el lugar aún fue mayor. Todos aquellos que vuestros hijos hayan estado en el orfanato de la Madre Teresa de Calcuta en Gondar estad tranquilos, es un sitio que transmite paz y todos los críos están muy bien cuidados, todo está pulcro, el jardín es muy grande, bien cuidado, luz, sol.Gondar es una ciudad pequeña, poco queda de lo que me imagino que fue, capital durante dos siglos de una poderosa dinastía. Sus castillos están bien conservados, dentro del recinto no das mucho crédito a lo que estás viendo, sorprende ver ese conjunto de construcciones con influencia portuguesa e india en una ciudad africana, realmente podrías estar viendo un conjunto de castillos de cualquier ciudad europea y puedes imaginar lo que debió de ser la fastuosa dinastía etíope.
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